A través de este monólogo reflexivo, confrontador y sarcásticamente
divertido, Alejandra Azcárate ofrece una experiencia muy emotiva en el
teatro. Todos recordamos una fecha alegre o amarga en la que se nos
partió en dos la vida y nos la cambió para siempre. En ese inesperado
giro descubrimos que tenemos dos opciones: reconstruirnos a partir del
aprendizaje o someternos al apego de lo que jamás volverá a ser igual.
Un ejercicio profundo sobre las tablas en el que durante dos horas los
espectadores se verán reflejados en un espejo de la cruda realidad.